The Giver · Luis Lowry
Esta es la mejor foto que he hecho del libro porque Jonás aparenta los doce años que tiene, en vez de parecer un chico de dieciséis con barba incipiente |
Jonás tiene once años, pero es diferente. Sus ojos son
claros, no como los de la mayoría en su comunidad. Y ve cosas que los demás no
ven.
El Dador de recuerdos no ha sido una lectura tan diferente
como Jonás lo es. Quizás cuando se publicó, mucho antes de los Juegos del
Hambre, sí lo era, pero se nota la influencia de 1984.
La trama es interesante, no puedo negarlo. Una lectura amena, y pequeños detalles que te
hacen esperar algo más. Como esa manzana que cambió. Como el Dador torturado
por sus demonios.
Mi opinión, de todas formas, no es del todo favorable. Lo
hubiera preferido más largo, con respuestas a más preguntas. La última parte de
la narración, en concreto, me gusto y me decepcionó a la vez. Para mi gusto,
había sido demasiada preparación para aquello.
Por otra parte, esta larga preparación para ese final
encierra ciertos detalles y descubrimientos de Jonás que lo hacen cambiar. La narración
es fluida y los personajes, interesantes, aunque no se exploten todo lo que me
habría gustado. No es muy largo y no se hace pesado, pero mi mayor crítica y
también queja personal, es que podría ser mucho mejor.
Además de eso, algunas escenas son duras, pero no tanto como
los autores modernos de este tipo de
libros nos tienen acostumbrados. Tiene un
componente filosófico que no se difumina tanto como en Los Juegos del Hambre o
Divergente. Por eso, lo recomendaría a alguien que le hubiesen gustado esas dos
sagas, pero no solo por la acción, sino por los mensajes.
Leer este libro es ver cómo reacciona ante el mundo un ser
humano que no lo conocía. Francamente, hace reflexionar sobre las libertades en
su mundo y hace compararlas con las nuestras, sobre lo que está prohibido y lo
que se permite, y también lo que se inhibe aunque forme parte de la naturaleza
humana.
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