Parte de la responsabilidad de que las editoriales independientes tarden tanto en responder a las propuestas es nuestra (y del capitalismo)

La sobresaturación del mercado que estamos viviendo ha hecho que tratemos las recepciones de manuscritos como si fueran de antologías de relatos: en cuanto anuncian que van a abrirla, cierta parte de nosotres, les autores, decidimos escribir algo para *esa convocatoria*, a ver si cuela y conseguimos un huequito en el mundo editorial. Quizás es porque nos fijamos en el ritmo de producción de otras personas y creemos que para que nos lean es absolutamente necesario ir a libro por año, y a otres (y me incluyo aquí) se nos hace muy dificil trabajar sin una fecha limite impuesta de manera externa.


Pero no estamos ganando nada acelerando el proceso creativo para entrar en una industria, creando obras enteras pensando directamente en x o y editorial que acaba de abrir recepción. Uno, porque, personalmente, trabajar de esa manera agria mi proceso creativo. Me impide disfrutarlo como me gustaría. Me convierte en un medio de producción.


Y sí, nos merecemos que nos paguen por nuestro trabajo y no ser escritores por amor al arte, porque comemos y vivimos y tenemos frío como todos los mortales (aunque este es otro tema). Pero, por mucho que algunas veces la jugada de “escribo un libro en un mes y lo corrijo rapide y furiose” salga bien, en muchas ocasiones no lo hace. Porque las cosas tienen su proceso, y aunque esto cambie entre autore y autore, si para escribir seguimos las tendencias del mercado en lugar de nuestro proceso creativo, al final pasan dos cosas:


1. que nos vamos a autoexplotar para llegar a esa fecha limite cuando creamos algo desde cero en dichas convocatorias y luego nos vamos a frustrar muchísimo con el rechazo/falta de respuesta porque “con lo rápido que lo escribí” o “con lo muchísimo que yo trabajé” no se “”””””dignan””””” ni a contestar.


2. que saturamos a las editoriales que abren esas recepciones con todos estos intentos desesperados de subirnos al carro de la producción


Con este hilo no quiero decir que dejemos de escribir, o que esta fundamentalmente mal trabajar de esa manera apresurada. Pero si me parece tremendamente triste que nos autoexplotemos así para entrar a un sistema en que al fin y al cabo, hay que seguir trabajando con correcciones, revisando el proceso de edición con tus editores y superando más frustraciones, porque el trabajo de una novela no termina ni con el primer borrador ni con la primera revisión. Considero que es mas sencillo desencantarte con dicho trabajo si 1. no has disfrutado del primer proceso 2. te encuentras con un “muro” en la editorial que se mueve mucho más lento que ese primer proceso


Por supuesto, esto no se aplica a todes ni mucho menos. Y por supuesto que el manejo de los tiempos y las actualizaciones, una vez el manuscrito está dentro de la editorial, dependen de elles. Pero creo que deberíamos replantearnos de donde viene esa necesidad de estar siempre presentes, de entrar en la industria cueste lo que cueste.


Sabemos que las editoriales independientes tienen un equipo pequeño, que su mayoría tiene otro trabajo además del editorial. Por supuesto que están sujetas a rendir cuentas, y por supuesto que son capaces de explotarnos igual que las demás empresas. Pero no tiene sentido exigirles lo mismo (en lo referente a tiempos y trabajo) que a las que tienen decenas de personas en plantilla. Porque si hacemos eso, les editores tienen que trabajar más rápido, pero también les autores a les que editan, y al final, de proyectos llenos de ilusion y cariño que se quieren alejar de los grandes monopolios, acabamos todes explotaes.


Soy consciente de que las mismas editoriales tienen su responsabilidad en la saturación del mercado, y de que no es sostenible mantener un ritmo en el que unas publicaciones se solapen con otras. Son, de hecho, el filtro que marca ese ritmo de publicación y saturación.


Pero tampoco podemos obviar, por nuestra parte, la tendencia a producir de manera intensiva ante una convocatoria de manuscritos. Convocatorias, preventas, convocatorias, preventas.

Con este texto no quiero ser moralista: yo confieso que también lo he intentado a la desesperada. Yo confieso que me cuesta no pensar una historia cada vez que veo el anuncio de una recepción. Confieso que he escrito relatos en un día. Confieso que me he sentido desesperade por esperar una respuesta.


Con esto no estoy diciendo que no nos sintamos frustrades ante el silencio. No digo que seamos menos valides por ceder al impulso de crear algo rápidamente para una editorial. Y, por supuesto, no estoy diciendo que escribir rápido porque te ha poseído el demoño de la escribición y estás absolutamente obsesionade con tu historia este mal.


No somos menos valides por no probar nuestra suerte en todas las recepciones. No somos menos valides por no tener nada listo cuando las editoriales lo piden. No estamos perdiendo oportunidades por no mandar nada.


Y creo que, a veces, nos ahorraría muchos malos ratos pararnos y pensar ¿merece la pena esto? ¿Al precio de mi salud mental y física, no solo en esta maratón, pero también en los meses que la van a seguir?


La respuesta, a veces, es no.


Y no pasa nada.

No hay comentarios:

Con la tecnología de Blogger.